El camino que emprendes en la vida está basado en la experiencia. Y es ella, la propia experiencia, la que me ha llevado hasta aquí. Vi clara la necesidad de emprender porque la sociedad pedía a gritos una ayuda para mitigar la soledad que padecen tantas personas mayores necesitadas de cariño, compañía, amistad, referentes… Y por ello y porque pienso que en esta vida hay que devolver lo que se te ha dado ayudando a los demás, comencé a andar el camino. Y aunque cuesta esfuerzo, con ilusión y fuerza, se sigue adelante.
Tenemos que continuar trabajando. Trabajar mucho y bien para consolidarnos. Ese es ahora mi objetivo principal, para luego seguir creciendo y luchando porque todas las personas que lo necesitan reciban algo tan valioso como es el tiempo de conversación, amistad y compañía al que están dedicados nuestra red de voluntarios.
Sobre las dificultades encontradas
Cuando emprendes un camino, dificultades encuentras siempre, y con ello hay que contar. Pero si tienes claro lo que quieres hacer, y cuentas con las dosis de entusiasmo y motivación necesarias, es más sencillo superarlas. Desde que empecé con el proyecto han surgido diferentes problemáticas, pero quizás, lo más complicado, es la de encontrar la financiación suficiente para un proyecto solidario y nuevo. Tuve que empezar de cero y eso es difícil, pero la respuesta de los voluntarios ha sido tal, que me llena de fuerza y satisfacción para seguir trabajando.
Sobre las fortalezas para comenzar y seguir
Desde el principio me sentí muy motivada para luchar por este proyecto social. Como ya he comentado, veía claramente que había que hacer algo más por ayudar a las personas mayores que no tienen con quien hablar, salir a tomar un café, o hacer aquello que hace tiempo que no hacen por ir con una silla de ruedas. Cuando hoy veo la labor que hacen los voluntarios y la alegría y el cariño que reparten, me siento especialmente orgullosa de haber materializado la idea que llevaba tiempo en mi cabeza.
Lo mío ha sido trabajar, trabajar y trabajar. Poco más puedo decir, porque lo cierto es que sin trabajo y lucha pocas cosas que realmente merezcan la pena se consiguen.
Pienso que la fortaleza para comenzar un proyecto nuevo llega cuando verdaderamente crees en él, quieres liderarlo y sacarlo adelante.
Tu consejo
No me gusta dar consejos… Pero lo cierto es que mi experiencia me dice que se necesita confianza en uno mismo, lucha, perseverancia, y mucha paciencia.
El éxito puede llegar o no llegar, pero creo que es muy bueno no dejar de hacer cosas, no detenerse y acomodarse, y estar convencidos de que toca aportar a la sociedad lo que cada uno haya recibido.
Yo animo a todo el mundo a saltar la valla cada día. Teniendo claro el objetivo y el fin, lo siguiente es lanzarse, andar el camino, contar con apoyos, lidiar con las dificultares que surjan, y disfrutar. Y poco a poco, se ven los resultados.
Sobre la emprendeduría
No hay duda de que una mujer emprendedora lo tiene más complicado hoy en día. Existe un techo de cristal por ser la nuestra, una sociedad muy competitiva donde los perfiles femeninos están estereotipados. De unos años a esta parte se ha avanzado mucho en este aspecto, pero a la mujer se le añaden unas dificultades personales, sociales y circunstanciales que hacen que el camino se haga más duro.
Resumiría en unas palabras clave: ilusión, motivación, trabajo y perseverancia.
Para mi es imprescindible conocerse, confiar en uno mismo y en la idea que quieres materializar, ser proactiva, disciplinada y paciente.